Además de realizar presentaciones y eventos, dicto clases en las que combino "Danza Terapia" dirigida a las mujeres desde lo 5 hasta los 90 años, realizando una sanación a través de los movimientos de la fusión de las danzas Árabe, Egipcia, Hindú y Gitana además de mezclas con ritmos de todo el mundo.
Durante los años que he estado trabajando en esta danza he descubierto que mucho más allá de la sensualidad que ha interpretado el mundo occidental en los movimientos, es una liberación total del cuerpo el espíritu y la mente. Es la expresión de todo el cuerpo a través de movimientos armónicos de una manera en que éste puede aumentar todo su potencial, realzándolo, devolviéndole la importancia que tiene en cada etapa de su vida, en la niñez, en la pubertad y la adolescencia, en la madurez, en el embarazo, en el posparto, en el puerperio y en la menopausia.
Como resultado de la práctica regular de esta danza, podemos observar como se corrige la postura, la energía se equilibra y nos sentimos mejor no sólo física sino mental y anímicamente, pudiendo desaparecer nuestra timidez, baja autoestima o depresión. Si nos sentimos mejor, más femeninas, más sensuales y más felices vamos a transmitir toda esa misma energía a nuestro alrededor ayudando también a mejorar nuestro entorno. Es la recuperación de la feminidad que tanto hemos perdido las mujeres en un mundo donde nos ha tocado luchar para poder abrirnos el camino.
Cuando logramos estar en equilibrio y armonía en todos nuestros planos de la vida, somos capaces de generar todo aquello que conlleva, el diálogo, la comprensión, la paciencia, la dulzura, la ternura, la creación, la unión, la vida, la solidaridad, la compasión, el amor universal. Yo lo llamo "El despertar de mi diosa interna", ya que ese es el significado y el resultado que he encontrado durante mis años de práctica, no solo en mi, sino en todas mis alumnas.
